Ante la duda: una tarta de chocolate siempre ayuda. Y más si es una tan rica como la Sacher clásica.
Es una de las primeras tartas que aprendí y siempre me ha dado mucho respeto hacerla. Con prisas queda fatal sin embargo si le dedicas tiempo y mucho empeño es una auténtica delicia.
Esta ricura está hecha de chocolate con mermelada de frambuesa o albaricoque en el interior y cobertura de chocolate por fuera. Esta tarta es como una mousse de chocolate a la que añades harina para que quede un bizcocho contundente pero ligero a la vez. El toque final lo da la mermelada de albaricoque. La versión clásica o de frambuesas… ¡a mí me chifla!.
¡Una maravilla!